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Entrevista a Cruz Novillo, por Pepe Cruz

Diseño y memoria, creatividad y política

Con motivo de la presentación y puesta a disposición en el Día Internacional de los Archivos de una nueva colección de pegatinas políticas, donadas por Juan José Martínez-Sampere, Cruz Novillo, diseñador y escultor, reflexiona sobre el  diseño y la memoria, la creatividad y la política.

Colección de pegatinas donada por Juan José Martínez-Sampere.

Pepe Cruz: Eres, en buena medida, responsable de la "imagen" moderna de España. Muchos diseños de nuestro estudio están en la memoria de todos. ¿Qué sucede cuando el diseño se convierte en un elemento que construye la memoria colectiva y pasa a formar parte de la Historia? ¿Cómo contribuye el diseño a generar ese recuerdo en la memoria colectiva?

Cruz Novillo: A mí me hace mucha ilusión. Cuando revisas críticamente algunos de tus trabajos décadas después de haber sido hechos, se produce un cierto vértigo, pero casi siempre tengo la satisfacción de pensar que acerté con la propuesta que le hice a mis clientes, y que ese acierto ha sido importante para el desarrollo de empresas e instituciones. Creo ciegamente en el poder transformador del buen diseño, por eso es una profesión de tanta responsabilidad, y en ese sentido sigo ilusionadísimo a mis 84 años trabajando contigo, con Pablo y con nuestro equipo en Cruz más Cruz. La manera en que el diseño genera un recuerdo positivo en la memoria de la sociedad tiene que ver necesariamente con la calidad del propio diseño, del mismo modo que la sociedad recuerda las mejores películas, libros o edificios.

PC: ¿Cómo se traslada el diseño profesional a las manifestaciones populares, como es el caso de las pegatinas políticas?

CN: La pegatina es un soporte de diseño que siempre me ha interesado mucho, por su sencillez y economía y porque es una expresión nítida de la calidad o no del diseño mismo. Marcas míticas como “I love New York” o “Nuclear no, gracias” han tenido en la pegatina su soporte básico, lo que las ha popularizado en todo el mundo.

PC: ¿Cómo se conjuga la creatividad y la política?

CN: Son cosas distintas, evidentemente, aunque los mejores políticos han sido siempre grandes creadores, gente innovadora. Es un error pensar que la creatividad es exclusiva de los artistas o de los diseñadores. Cada ciudadano, en la parcela que le toca, debería aplicar su talento para mejorar el entorno. Volviendo a la política, no creo que ni diseñadores ni clientes sean mejores o peores por ser de derechas o de izquierdas. En nuestro estudio hemos creado las identidades corporativas del PSOE y del Grupo PRISA, pero también de la COPE y de El Mundo. Cuatro muy buenos clientes, por cierto.

PC: Bueno padre, te voy a pedir, además, que hagas un esfuerzo de memoria. ¿Podrías contarnos cómo se gestó el encargo que te hizo el PSOE en 1977 para diseñar su identidad visual.

CN: Adelante.

PC: ¿Cómo surgió el proyecto?

CN: Creo recordar que la primera persona del partido que se puso en contacto conmigo fue Guillermo Galeote. El PSOE había salido hacía poco de la clandestinidad, y la ejecutiva pensó que era un buen momento para renovar la identidad del partido. Además, a finales de ese año iban a producirse las primeras elecciones generales en democracia. Sí recuerdo que este encargo me hizo muchísima ilusión, y ni te cuento la alegría que se llevó mi padre. Ya sabes que tu abuelo Pepe había sido Secretario de las Juventudes Socialistas de Cuenca.

PC: ¿Qué indicaciones te dieron?

CN: En esa época no era habitual recibir un “briefing” del encargo, pero a pesar de la supuesta falta de concreción que eso podría suponer, tengo un muy buen recuerdo de ese cliente. También influye que 1977 fue un año muy especial para mí, pues estaba trabajando al mismo tiempo en la creación de la identidad de Correos. Y resulta que ambas marcas llevan más de 40 años funcionando muy dignamente, en buena medida porque tanto PSOE como Correos fueron muy buenos clientes. Ya sabes por experiencia que es una condición fundamental para que los trabajos salgan bien.

PC: ¿Recuerdas tus primeras ideas?

CN: Sí, comencé a trabajar con la marca que por entonces utilizaba el partido: un yunque, un tintero, una pluma y un libro. Hice varios dibujos pero creo que ni siquiera llegué a enseñárselos a mi cliente. Pronto entendí que era un camino equivocado, una simbología casi esotérica, alejada de la idea de modernidad que en mi opinión demandaba el partido en esta época de cambios enormes. Resulta que en algún país centroeuropeo, y también en Francia, los socialistas trabajaban ya bajo una identidad gráfica que me pareció más sugerente: un puño y una rosa.

PC: ¿Cómo lo desarrollaste?

CN: En la soledad de mi estudio, y con las herramientas de siempre: escuadra, cartabón, compás y papel milimetrado. Supongo que a las nuevas generaciones les sonará a arqueología, pero yo siempre digo lo mismo: el ordenador, que es una maravilla para nuestra profesión, no ha supuesto una mejora en la calidad media de los trabajos de diseño. O dicho de otra manera, creo que de haber existido programas de CAD en 1977, mi dibujo hubiera sido el mismo. Tengo el recuerdo de haber resuelto este encargo muy rápidamente, antes del plazo que me dieron.

PC: Has hablado de la identidad de los socialistas franceses, pero ellos utilizan el puño derecho.

CN: En efecto. Pensé sin embargo que estaba más justificado que un partido de izquierdas estuviera representado por un puño izquierdo y una rosa roja. Lo mismo me pasó con la elección tipográfica. PSOE es obviamente un acrónimo, pero decidí no separar cada una de esas letras con puntos, y en cuanto a la tipografía ya sabes lo que yo iba diciendo por esa época: “este país necesita una pasada por la Helvetica”. Así que cogí el Letraset y compuse el texto en caja alta centrado bajo el dibujo.

PC: ¿Recuerdas cómo fue la reacción del partido?

CN: No, la verdad. Sí recuerdo que se empezó a implantar la nueva identidad muy rápidamente, conviviendo al principio con el yunque y el tintero, al que fue sustituyendo hasta convertirse en la única marca del partido. Sí recuerdo alguna reunión con Alfonso Guerra y haber podido saludar al entonces Secretario General, Felipe González. Aprovecho esta ocasión para agradecerles a ambos su confianza en mi trabajo. Lo defendieron desde el primer momento, y así durante décadas.

PC: ¿Cómo ha sido durante este tiempo tu relación con el partido en el aspecto diseñador/cliente?

CN: Pasaron bastantes años hasta que recibí un nuevo encargo de los socialistas. Fue a mediados de los años 80, cuando Joaquín Leguina nos llamó a Santiago Amón y a mí para encargarnos el diseño del escudo y la bandera de la Comunidad de Madrid. Y como sabes, llevaba muchos años sin visitar la sede de Ferraz cuando me invitaron a la celebración del 140 aniversario del partido donde se presentaba el vídeo que el PSOE había grabado en nuestro estudio. La vez anterior habíamos estado tú y yo juntos, ¿te acuerdas? Fue para enseñarle a Eduardo Sotillos el proyecto “Florero para una rosa”, todavía con Zapatero como presidente. Fue en la misma época en que trabajamos con el Ministerio de la Presidencia en el proyecto de identidad institucional del Gobierno de España. Que a ver si se animan a implantarlo, por cierto.

PC: ¿Y cómo valoras los cambios en la identidad el PSOE en estas últimas décadas?

CN: Bueno, es que uno quiere más a los hijos propios que a los ajenos. Diré que me alegró muchísimo de que el partido recuperara mi diseño hace unos años. Aún me emociona ver, en los típicos gráficos de las noches electorales, lo bien que se defiende ante las identidades recién creadas de los otros partidos. Que haya perdurado tan dignamente durante tanto tiempo me llena de orgullo, es una enorme satisfacción profesional porque además estoy convencido de que una buena identidad gráfica en política se acaba traduciendo en un mayor apoyo a ese partido, sea cual sea.


Cruz Novillo es escultor y diseñador en el estudio Cruz más Cruz (Madrid), que codirige con su hijo Pepe Cruz (diseñador y arquitecto).
www.cruznovillo.com