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Memoria Cívica. El archivo de una época

Trabajamos para crear un lugar de encuentro entre política y ciudadanía, abierto a la investigación y la crítica. Con ese objetivo nace “Memoria Cívica”, un proyecto articulado en torno a tres fondos: “Archivo Felipe González”, “Archivo Otros protagonistas” y “Archivo colaborativo”.

Esta estructura responde al objetivo de configurar un fondo documental que represente de manera integral una época (desde 1970 hasta la actualidad), coprotagonizada por ciudadanos y líderes sociales y políticos, tanto a nivel nacional como internacional, y articulado en torno a la figura del expresidente Felipe González.

Memoria Cívica. El archivo de una época

La información, patrimonio de los ciudadanos

El proyecto se fundamenta en una creencia: los ciudadanos tienen derecho a conocer las condiciones o razones que motivan la adopción de políticas o qué suponen los cambios de unas por otras.

La información es patrimonio de los ciudadanos, puesto que es generada por representantes políticos que actúan en su nombre.

La sociedad podrá conocer de primera mano documentos que contribuirán a mantener viva la memoria de una época de gran importancia política, económica y social, facilitar el aprendizaje político a las futuras generaciones y ayudar a una mejor comprensión y análisis de los procesos, decisiones y debates que ocurrieron en los primeros años de la democracia en España.

Así construimos el Archivo

Los archivos presidenciales

¿Qué es un archivo presidencial?

En nuestra sociedad, pocos cuestionan que la historia se basa en datos que deben legarse a la posteridad. En este sentido, los archivos presidenciales constituyen un enorme acervo de información, lo que hace necesaria su custodia y preservación.

El origen de las Bibliotecas Presidenciales procede del estadounidense Franklin D. Roosevelt. Cuando el expresidente donó sus papeles personales y presidenciales al Gobierno Federal, sus amigos crearon una asociación para recaudar fondos para la construcción de la biblioteca y edificio de un museo donde se albergarían. Más tarde, Harry S. Truman continuaría la tradición con una Ley de Bibliotecas Presidenciales.

El tratamiento que hace cada país de este tipo de archivos es dispar. La mayoría de naciones se decantan por regular los documentos presidenciales dentro de una ley general de archivos, pero otros desarrollan una legislación específica. Respecto a su gestión, unos países han creado sistemas definidos, con archivos de la presidencia (como Argentina, Italia o Portugal); otros, sistemas genéricos con, simplemente, archivos (como Reino Unido, México, Francia o Canadá); y otros, como Estados Unidos, con un modelo mixto con un sistema coordinador de las bibliotecas presidenciales.

En España, la documentación que afecta a la Presidencia del Gobierno, al carecer de carácter administrativo, ha quedado al margen de las normas y las prácticas que rigen la conservación de la Administración General del Estado. Por ello, buena parte de la documentación generada por los distintos presidentes del gobierno de la democracia en España, al no ser archivos públicos, permanecen en su ámbito privado.

La importancia histórica, política y social de los archivos presidenciales queda clara con solo enumerar el tipo de documentos que pueden integrarlos: documentación privada; documentación generada en el ejercicio de la actividad política, en cargos públicos y en la Presidencia; documentación tras el cese, al margen de la creada como cargo público; manuscritos personales; documentos audiovisuales; objetos y recuerdos. Los documentos se clasifican de dos maneras: aquellos que pueden difundirse y los que no, los clasificados conforme a la Ley de Secretos Oficiales o asuntos políticos sensibles.

La Fundación Felipe González –movida por sus objetivos fundacionales de gestionar y poner a disposición de los ciudadanos un archivo de enorme importancia sobre un período fundamental de la historia de España y favorecer un mayor y mejor conocimiento de la política española e internacional y de cuestiones esenciales de nuestro tiempo– trabajará para ayudar a lograr un marco adecuado para la conservación, gestión y difusión del conjunto de estos archivos al entender que forman parte de una herencia política, social, cultural y administrativa incalculable.

Los archivos presidenciales

Situación en el resto del mundo

Aquí tienes una selección de archivos presidenciales de distintos países del mundo:

Selecciona los archivos para ver más información:

Los archivos presidenciales

Otros archivos presidenciales personales

La organización, regulación y gestión de los archivos presidenciales es diferente según países, pero esto no impide que nos encontremos con numerosos ejemplos a lo largo del planeta, desde Europa, hasta América, pasando por Sudáfrica, Corea del Sur o Australia, como se puede apreciar en el mapa. Los archivos sugeridos son independientes de las webs personales de exmandatarios, entre las que cabría destacar, por ejemplo, Fundaçào Fernando Henrique Cardoso, Institut François Mitterrand, Fundaçào Mario Soares, Nelson Mandela Foundation, Olof Palme International Center o Federal Chancellor Willy Brandt Foundation.

Desde la Fundación animamos al visitante a inspeccionar los diferentes archivos presidenciales señalados, especialmente los de Australia y Estados Unidos, que destacan por su valor y recogen gran cantidad de documentación sobre su historia democrática.

El caso de Estados Unidos es paradigmático ya que cuenta con un organismo de especial relevancia. La National Archives and Records Administration (NARA, Archivos Nacionales y Administración de Documentos) es una agencia independiente adscrita al Gobierno federal que protege y documenta los registros gubernamentales e históricos. NARA también mantiene las Bibliotecas Presidenciales de Estados Unidos, una red nacional de bibliotecas -actualmente trece y catorce cuando se construya la de Barack Obama-, que conservan y abren al público documentos de los presidentes de los Estados Unidos desde Herbert C. Hoover (1929-1933), presidente número 31. Asimismo, existen bibliotecas fundadas por otros presidentes que no forman parte del NARA y son administradas por fundaciones privadas, sociedades históricas o gobiernos estatales, como las de Abraham Lincoln o Woodrow Wilson.

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Para reunir los registros del pasado y alojarlos en edificios donde serán conservados para el uso de hombres y mujeres en el futuro, una nación debe creer en tres cosas: Se debe creer en el pasado. Se debe creer en el futuro. Se debe, sobre todo, creer en la capacidad de su propio pueblo de aprender del pasado para ganar en el juicio de la creación de su propio futuro.

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