Se puede considerar que la desconfianza, la polarización, la fragmentación social y política, junto con la asimetría de poder, son factores que impiden alcanzar acuerdos transversales.
La desconfianza genera una parálisis en la capacidad de acción, ya que se prioriza la seguridad sobre el riesgo. Se evidencia a través de un exceso de burocracia y en la fragmentación de los procesos de toma de decisiones. Se da también dentro de un entorno polarizado y donde la percepción de que llegar a un acuerdo implica ceder, transar o incluso traicionar sus principios. Esta visión negativa de los acuerdos refuerza la división y el diálogo limitándolo a grupos afines, lo cual dificulta la creación de consensos amplios y significativos.
Se percibe también una segmentación de la sociedad, tanto a nivel político como social. Por lo general, los partidos políticos, en lugar de buscar acuerdos en la actualidad, están más enfocados en mantenerse y en su propia agenda, lo que limita su capacidad de negociar y construir consensos. A nivel social, la fragmentación se manifiesta en la tendencia a hablar solo con aquellos que comparten las mismas ideas, lo que reduce las oportunidades de encuentro y diálogo entre diferentes grupos.
Otro elemento que debe ser considerado en el análisis sobre la dificultad para llegar acuerdos, es el reconocimiento de las asimetrías de poder que existen en la sociedad chilena. Estas dificultan la construcción de un propósito común, ya que quienes toman decisiones a menudo no experimentan las mismas exclusiones o dificultades que las personas que resultan afectadas por estas. La desconexión entre los tomadores de decisiones y las realidades de la mayoría de la población crea un entorno en el que es difícil generar consensos que beneficien a todos.
Importante es la consideración de que los espacios de encuentro actuales a menudo perpetúan estas asimetrías, ya que quienes tienen más poder o recursos tienden a dominar las conversaciones y las decisiones. La participación de grupos menos poderosos se ve limitada a un nivel informativo o testimonial, sin una verdadera incidencia en las resoluciones finales. Es así como surge la necesidad de crear espacios donde se pueda incluir a más actores y perspectivas en los procesos de toma de decisiones. Se requiere por tanto la disposición a aceptar y valorar relatos y conocimientos que pueden ser muy distintos a los propios. La inclusión, en este sentido, no puede ser superficial o meramente simbólica; debe ir acompañada de un verdadero compromiso con la diversidad de opiniones y experiencias.
A fin de reducir la desconfianza y fomentar espacios comunes a nivel comunitario, se busca la creación de iniciativas locales que involucran a ciudadanos de diversas posturas políticas a fin de buscar soluciones a problemas concretos, promoviendo así la colaboración y la reconstrucción de la confianza en el ámbito local. Deben ser estrategias innovadoras como el uso de encuestas deliberativas como herramienta para definir y promover iniciativas comunes de manera inclusiva y participativa.
Las encuestas deliberativas fomentan el diálogo y el entendimiento entre ciudadanos de distintas opiniones y perspectivas. A diferencia de las encuestas tradicionales, esta herramienta permite a los participantes informarse en profundidad, reflexionar y debatir antes de emitir su opinión. El proceso deliberativo no solo mejora la calidad y legitimidad de los resultados, sino que también crea un espacio de interacción constructiva, promoviendo el entendimiento y la empatía entre personas. Tiene como objetivo final avanzar en el logro de acuerdos en comunidades diversas y contribuyendo en la superación de la desconfianza. Poseen un enfoque participativo y profundamente comunitario en la construcción de acuerdos locales.
Encuestas deliberativas- etapas
· Diseño y preparación de la encuesta deliberativa
· Definición de temas
· Elaboración de cuestionario
Generación de materiales a fin de que los participantes se informen de los temas a discutir desde diferentes ángulos.
· Convocatoria abierta y representativa
La selección de ciudadanos puede realizarse mediante sorteo o por un sistema de cuotas. Se debe asegurar una representación equitativa de diversos grupos de la comunidad.
· Sesiones deliberativas
Se organizan en grupos de discusión en los cuales se promueve la escucha activa y ambiente de apertura y respeto.
Al cierre de las sesiones se realiza un resumen y se priorizan las propuestas de mayor consenso.
· Aplicación de la encuesta y resultados
En la encuesta final de preferencias, los participantes reflejan sus opiniones después del proceso deliberativo. Estos son comparados con los de la línea base inicial. Permitiendo revelar si el diálogo y la deliberación tuvieron un impacto en la percepción y disposición hacia el trabajo conjunto.
Los resultados de la encuesta serán sometidos a un análisis participativo. Se elaborará un informe visual y accesible para toda la comunidad.
Se dará cuenta de los proyectos consensuados, incluyéndose información sobre el proceso y los beneficios del enfoque deliberativo en la construcción de confianza y colaboración.
Por último, se propone un sistema de seguimiento y evaluación para asegurar la continuidad de los proyectos acordados y medir su impacto en la cohesión y la confianza comunitaria. Se plantea la creación de un comité de seguimiento comunitario (municipios), responsable de supervisar la implementación de éstos y evaluar los resultados a largo plazo.
Actores claves para implementar estas encuestas, son los gobiernos locales, juntas de vecinos, organizaciones comunitarias, entre otras del ámbito local. Las encuestas deberán ser financiadas por los gobiernos regionales y serán los municipios los encargados de hacer el seguimiento.