La soledad y el aislamiento son problemáticas agudas que se experimentan en la vejez, exacerbadas por la pérdida de redes y vínculos sociales. Como sociedad es fundamental encontrar formas de incorporar proactivamente a las personas mayores en la vida social y laboral, aprovechando su experiencia y conocimiento. Fortaleciendo al mismo tiempo la autopercepción respecto a sus capacidades y las posibilidades de participación en la comunidad.
Dentro de este grupo existe una percepción de que sus experiencias de vida, el conocimiento adquirido, sus capacidades entre otros aspectos, no son considerados por la sociedad en su conjunto. Si bien la mayoría de ellos ha salido del mercado laboral, son un grupo etario que puede continuar aportando en distintos ámbitos, tanto en el mundo público como privado, pero hay una ausencia de espacios donde se pueda materializar esta contribución. Al mismo tiempo, no existe un intercambio genuino con las generaciones más jóvenes. Faltan instancias en las que ambos grupos se puedan nutrir de nuevas miradas, conocimientos y perspectivas.
La búsqueda de espacios que promueva el intercambio intergeneracional beneficiaría a las personas mayores ya que les daría un propósito y reconocimiento, junto con contribuir a la sociedad en su conjunto, ya que podrían en valor su sabiduría acumulada, y a su vez, ellos se nutrirían del conocimiento, experiencia y visión de mundo de los grupos más jóvenes.
Es por tanto necesario dejar de lado la perspectiva asistencialista y avanzar hacia una valorización real y concreta del rol público que pueden desempeñar, dándoles un lugar central en proyectos y actividades donde su experiencia sea un recurso valioso. Es así como se torna clave crear modelos de inclusión e instancias de encuentros intergeneracionales donde se dé un diálogo y aprendizaje mutuo, evitándose así la pérdida de conocimientos y habilidades. Los modelos de inclusión deberían ser similares a los cupos laborales para personas con discapacidad, a fin de darles un rol activo a las personas mayores en la sociedad.
Dentro del mundo público, a nivel de los gobiernos locales, se propone la creación de Comités Asesores Intergeneracionales integrados por distintos actores de la comunidad, entre ellos grupos de la tercera edad, que tendrán el rol de asesorar al alcalde como al consejo municipal en distintas áreas claves, dentro de ellas la mejora de la infraestructura pública, relevante para ellos. El mundo privado al mismo tiempo puede promover espacios donde los adultos mayores contribuyan activamente. Se proponen avanzar en instancias de acompañamiento entre senior y junior al interior de las empresas, promoviendo el intercambio de conocimientos y experiencias.
Dentro de los actores claves para la implantación de esta iniciativa son el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, el Servicio Nacional de Adulto Mayor, los gobiernos locales, empresas y asociaciones.